Y sigue la espera sin que se diga ni esta boca es mía con relación a las investigaciones sobre el despojo por parte de particulares de parte del terreno el complejo deportivo de La Barranquita en Santiago.

Una situación de ese tipo solo se produce en una sociedad en completa inercia en cuanto a la defensa de sus mejores intereses.

Pero si hay un sector que de acuerdo a sus actuaciones le importa un comino la usurpación de esa propiedad, hay que nombrar a los líderes políticos, clubes, asociaciones, federaciones, Comité Olímpico, y en especial, la crónica deportiva de esa ciudad, involucrados todos más en actos sociales que en la defensa de los verdaderos intereses de la población.

En ningún país del mundo se ha registrado un caso como el de La Barranquita, por ser el complejo deportivo más importante del Cibao, y segundo del país, después del Centro Olímpico Juan Pablo Duarte.

Atentar contra una propiedad que pertenece a todos los dominicanos, sin ningún tipo de consecuencias, es un crimen de proporciones insospechadas que solo ocurre en este bendito país.

Y que las autoridades judiciales apoderadas de esta estafa estén de brazos cruzados, demuestra por el camino que vamos. Un desastre desde cualquier óptica que se observe.

Ante la inacción de los estamentos del Estado, el presidente Danilo Medina debe tomar cartas en el asunto para que este complejo deportivo, construido para los XIV Juegos Centroamericanos y del Caribe, se salve de la rapiña incontrolable de sectores que entienden que pueden hacer lo que les viene en gana.