El país necesita incentivar las exportaciones, porque esto, además de crear empleos, genera las divisas requeridas para pagar nuestras importaciones, incluyendo la pesada carga de los combustibles.

Los productores nacionales deben hacer los esfuerzos necesarios para hacerse competitivos en el mercado internacional y que además sus productos sean deseados por consumidores de otros países.

No basta con tener condiciones preferenciales por parte de los gobiernos de los países donde pudiéramos exportar, sino que lo que vendamos se distinga por su calidad y su precio.

Además, tenemos que aprender a añadirles valor agregado a los productos agrícolas.

Todo eso debe andar de la mano con atender y satisfacer el mercado interno.

De repente los dominicanos descubren que los productores nacionales son capaces de ofertar productos agropecuarios seleccionados, de extraordinaria calidad y con una presentación exquisita.

Sin embargo, para el consumidor local obtener productos similares a esos tiene que comprar los que son “importados”.

Esa dinámica propicia la repatriación de las divisas obtenidas con las exportaciones.

La veda impuesta por Estados Unidos a varios productos agrícolas dominicanos por la presencia en el país de una plaga que daña el rendimiento de las plantas, puede constituir la oportunidad de entender que en el país hay una masa de consumidores que prefiere productos importados, pero que pudieran ser suplidos por productores dominicanos.

Así, cuando se levante la veda podremos recuperar los clientes externos y haber ganado consumidores internos.