La sociedad del siglo XXI y los ciudadanos que viven este tramo del primer cuarto de siglo tienen fuertes raíces en lo que constituye una efectiva modalidad de vigilancia y protección.

La inmensa mayoría de los dominicanos tiene un teléfono celular; y otra parte tiene y usa constantemente una tableta, con todos los dispositivos de comunicación, incluidas cámaras de vídeo y fotográfica, además de la conexión a Internet.

Se trata de objetos de uso diario, pero que de un tiempo a esta parte sirven de soporte y ayuda para reforzar la seguridad de sus usuarios. Muchos hacen fotos y graban escenas que se salen de lo común, o que atentan contra la seguridad de otros ciudadanos.

Hace poco hubo un ejemplo del alcance de estos aparatos. La Policía Nacional informó que detuvo a dos miembros de esa institución que intentaron materializar una supuesta orden de arresto de manera ilegal. La detención de los agentes, que no estaban uniformados, no se produjo fruto de la iniciativa o la espontaneidad de la institución de la Ley y el Orden.

La denuncia pública corrió como agua de río a través de las redes sociales. No había forma de desmentir la realidad de las fotos y los videos.

Indudablemente que ya estamos ante un fenómeno de defensa y denuncia visual en tiempo real y que seguirá expandiéndose con los días.

Eso significa que la sociedad dio un salto dialéctico en búsqueda de mejores fórmulas para su seguridad ciudadana. Sin duda tenemos una sociedad vigilante y capaz de defenderse, que usa con inteligencia la tecnología que el desarrollo pone en sus manos.