Una cosa dicen los números del Banco Central y otra…

Una cosa dicen los números del Banco Central y otra…

Una cosa dicen los números del Banco Central y otra…

¿Cómo es que si todo marcha tan bien en esta idílica isla, (sólo hay que ver las cifras de bonanza que presenta el Banco Central) los hechos sociales que vivimos a diario no se compadecen con la realidad que el Gobierno describe cada vez que puede?

Cuando leo el informe  (maravilloso) que el Banco Central dio a conocer el pasado 27 de diciembre y que da cuenta de  que la República Dominicana tuvo un crecimiento económico de 7%; cuando leo sobre las inversiones millonarias  en la construcción y habilitación de escuelas y cuando leo lo bien que marcha en el país, según el Gobierno y confronto todo esto a la realidad social dominicana, la realidad me muestra una enorme disonancia.

Estoy firmemente convencida de que si los indicadores sociales no marchan bien, tampoco el país lo hará.

Sólo hay que dar una mirada rápida a los principales indicadores para constatar que en RD los números y las declaraciones oficiales van por un lado, y la realidad social por otra.

Cito sólo algunos ejemplos:

Violencia:  despedimos el 2018 e iniciamos con muertes en notables hechos violentos:  cuatro asesinatos en Guerra y una pareja de esposos en el municipio de Arenoso;  a mediados en enero entramos enero con tres muertos… pero en menos de 24 horas (entre 14 y 15  de enero) se cuentan ocho muertos: tres jóvenes en Las Cañitas; dos supuestos delincuentes en Haina  y tres hombres asesinados y sus cadáveres quemados en La Romana.

Las muertes por atracos no son una percepción.

En nuestro país las  estadísticas de violencia, no bajan.

Violencia contra la mujer: finalizamos 2018 con un feminicidio; y comenzamos 2019 con otro…

Embarazo en adolescentes: por sexto año consecutivo el primer nacimiento del año es  de una joven adolescente

La República Dominicana no ha logrado reducir la mortalidad materno-infantil (el año pasado 197 mujeres murieron  por causas prevenibles relacionadas con el embarazo y el parto) ni la mortalidad infantil (en 2018 hubo 3,494 muertes infantiles, la mayoría neonatales).

La calidad de educación no está precisamente entre las mejores de América Latina (una cosa es construir aulas y otra calidad de enseñanza).

Las autopistas y carreteras son cada vez más mortíferas; en donde los  actos bárbaros de violencia son lo cotidiano (tanto que siento que la población dominicana está perdiendo su capacidad de sorpresa).

Y me pregunto: ¿cómo es posible esta disonancia de los números y la economía marche tan bien en un país cuyos indicadores sociales están tan mal?

Me gustaría que Danilo Medina o algún funcionario me explicara qué le pasa a este idílico país.



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