Tenemos que reinventarnos

Tenemos que reinventarnos

Tenemos que reinventarnos

Cada vez estoy más convencido de que el reclamado cambio de modelo económico –un tema de peso en la agenda del empresariado- carece de sentido si previamente no se produce una revolución en las instituciones políticas, muy específicamente en los partidos, constructores de proyectos de poder.

La lógica es simple. Las decisiones de políticas públicas no sólo tienen el sello de los políticos –sea o no de su propio diseño-, sino que ellos crean el marco, las condiciones y el contexto para su puesta en práctica.

El evangelista Mateo nos regala, en la sabiduría bíblica, una reflexión que de manera perfecta puede extrapolarse a nuestra realidad político-social: “Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura.  Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden…”.

La figura no podía ser más eficiente para ilustrarnos sobre qué pasaría si en un país donde abundan los políticos audaces, proclives al enriquecimiento ilícito y urgente, sin vocación de servicio a la sociedad, vanos, superficiales y sin sentido de la historia, se cambiara el modelo económico sin impulsar una reforma política.

La misma Estrategia Nacional de Desarrollo se quedaría en simples enunciados o en buenas intenciones si los actores que la harán fluir –principalmente los políticos- dan más importancia a la acumulación de fortunas personales –pisoteando las leyes y la institucionalidad- que a la continuidad del Estado.

Por esto me parece que hay una cierta ingenuidad en el Banco Mundial, al presionar para que la citada estrategia sea aprobada por el Congreso sin poner la condición de un cambio en el ejercicio de la política, para conferirle calidad y, como señala la prestigiosa politóloga argentina Margaret Levi, recrear vínculos de confianza entre los ciudadanos y sus dirigentes.

Cuando esto ocurra estaremos listos para –más allá de cambiar simplemente el modelo económico- reinventarnos como país.



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