La sociedad dominicana, tanto en el territorio nacional como en el estado de Nueva York, le dio un mensaje claro al gobierno y a los corruptos dominicanos.

Estamos cansados de que “políticos” se sigan enriqueciendo a expensas de nuestras necesidades.

“Nos han quitado tanto que nos han quitado el miedo”. Uno de los eslogan de la protesta pacífica efectuada en ambos territorios el pasado fin de semana es contundente, al dejarle saber a la clase corrupta que la sociedad está cansada y no va a parar hasta lograr gestar cambios significativos.

Si bien el detonante de la indignación popular fue el caso Odebrecht, hay que puntualizar que hay un cúmulo de burlas que por décadas el pueblo dominicano ha tolerado pacientemente a cambio de las migajas que los oportunistas dejan caer.

Es tiempo ya de que la dignidad y el honor, bases fundamentales en la fundación de la República, sean enarbolados y exigidos ante quienes se presentan como los más correctos durante los procesos eleccionarios, pero quienes una vez en el poder pasan a ser tan iguales que a quienes combatían.

Los dominicanos merecemos y debemos trabajar por la patria que anheló Juan Pablo Duarte. No a la impunidad, no a la corrupción son el paso primero a la instauración y vigilancia de un sistema real de transparencia pública y administrativa que sea protegido por la sociedad.

Una vez más los dominicanos demuestran que unidos somos un pueblo fuerte y como tal hemos de luchar por la sociedad que queremos.