Rafael Herrera Cabral, quien como editorialista dejó el baremo tan alto que sus pálidos émulos dan risa, pena o vergüenza, solía escapar al tedio haciéndose “preguntas tontas”.
¿Recordarán los votantes del 2020, con 24 años o menos edad, que antes de ellos nacer ya Leonel era presidente? ¿O que hace más de tres décadas ya Danilo era el jefe peledeísta más importante excepto Bosch? Estos jóvenes, no tan inexpertos como creen algunos, ¿aceptarán que si el PLD nomina a Leonel o Danilo, sigan nombrando ministros solo del politburó?
¿Qué esperanza o promesa podrá vender cualquier candidato del PLD, que luzca verosímil o realizable para esa inmensa masa joven, ansiosa de cambios ante lo que sienten como “bruma morada”?
¿Será más traumático seguir con este PLD de hoy o un cambio, con algún joven similar al Leonel de 1996, quien llegó al Palacio pocos meses tras cumplir 40 años sin nunca haber desempeñado cargo público? ¿Será capaz el propio PLD de interpretar estas señas o lo aprovechará la hasta hoy ineficaz oposición?
