El presidente de la Junta Central Electoral anda con un fututo al frente pregonando la inviabilidad de que por medio de la ley se imponga que la elección de los candidatos de los partidos políticos se haga en unas primarias abiertas mediante voto universal.

Ha mostrado de mil maneras que se trata de una elección nacional más complicada que las pautadas para elegir al Presidente, Vicepresidente, senadores, diputados, alcaldes, vicealcaldes, regidores, directores de distritos y vocales de distritos.

En unas primarias a través del voto universal se deberían escoger candidatos por partidos que a su vez llevarán varios precandidatos por cada posición.

Es decir, que si el PLD, PRM, PRSC y PRD llevan cada uno dos precandidatos la Junta deberá lidiar con ocho aspirantes en cuatro procesos simultáneos.

De igual manera, podría tener que involucrarse con más de dos mil precandidatos a alcaldes, más de diez mil candidatos a regidores y así por el estilo.

Castaños, diplomático como es, ha hecho las advertencias, pero plantea que las cúpulas de partidos se pongan de acuerdo.

La pregunta obligada que debe hacerse cada dominicano con un centavo de sensatez es si es válido que esos “cabezas” de partidos, que en casi todos los casos lo que son es cabeza de grupos, pueden ponerse de acuerdo para meter al país en un tollo.
No tienen ese derecho.