La temporada de Grandes Ligas apenas está comenzando, por lo que con seis partidos no se pueden hacer proyecciones confiables.

Sin embargo, por la conformación de los equipos, se visualizan las posiciones que al final están supuestos a tener, aunque como reza el refrán: “la pelota es redonda y viene en caja cuadrada”.

En béisbol, más que en cualquier otro deporte, un equipo débil puede quebrar todos los vaticinios, y la historia está repleta de conjuntos que, luciendo poderosos en el papel, caen abatidos por otros considerados muy débiles.

Desde que los Marlins fueron adquiridos por un grupo de empresarios, cuyas caras más conocidas son las de Bruce Sherman y del extorpedero de los Yankees Derek Jeter, quien hizo un “desguace” mediante el traspaso de sus mejores jugadores, se veía venir que sus posibilidades de clasificar en la división Este serían bastante reducidas.

En ese equipo la nómina fue reducida de 140 millones en 2017 a 82 millones en 2018, y aunque apenas ha jugado seis partidos, el 2-4 que tiene es una muestra de lo que va a suceder, y más cuando la campaña se caliente.
Por lo tanto, el excapitán de los Yankees tiene un compromiso del que será casi imposible salir del atolladero, porque muy pocos fanáticos han asimilado el desbarajuste que se produjo.

Solo un milagro podría sacar a flote la novena, que estará bajo la conducción de su amigo y excompañero Don Mattingly, quien tiene muy poco que presentar.

Lo que sí se puede dar como un hecho es que se va a producir una baja sustancial en la asistencia al Marlins Park.
Esperemos, que el tiempo será el que dirá la última palabra.