Tras casi ocho décadas de relaciones con Taiwán, al fin el Gobierno dominicano reconoce la realidad de que China es una.

La reacción taiwanesa era de esperarse, especialmente cuando hace pocos meses vimos la desmesura inapropiada (¡“yemán”!) del visitante canciller de Taiwán, al amenazarnos con correr algún riesgo si admitimos, como Estados Unidos, la Unión Europea y la ONU, que la República Popular China es el legítimo Estado del pueblo y la nación china.

China es el Estado más populoso (1,380 millones), con la mayor economía calculada según el método PPP y la segunda por PIB nominal.

Es el mayor exportador y segundo importador de bienes y servicios. Posee 9.6 millones de kilómetros cuadrados. Formosa, en cambio, isleña sede de Taiwán, considerada provincia rebelde por China, apenas tiene 0.5 % del territorio y menos del 1.7 % en población.

Los dominicanos no somos ingratos, como sugieren desdeñados diplomáticos taiwaneses, ni China ha “comprado” nuestro reconocimiento.

Entendamos el resabio taiwanés sin amargura, pues aun terminando relaciones diplomáticas nuestros pueblos seguramente seguirán amistados.