La pornografía, la sexualidad y la pareja (2)

La OMS (Organización Mundial de la Salud) estima que al menos el 25 % de la población cibernética tiene un problema relacionado con el abuso de la tecnología, entre ellas, el uso o abuso de pornografía. Esta distorsiona su visión de la realidad, incluyendo cuerpos, actitudes y percepción sobre la naturaleza de la intimidad sexual que puede llevarlos a sobreestimar y exagerar el acto sexual.

El uso excesivo de pornografía puede inducir a disfunciones sexuales y problemas de parejas, basadas en la dominancia del hombre que generalmente muestra el material pornográfico y la percepción de que la mujer es un objeto o mercancía sexual fomentando la idea de degradación femenina, disminuyendo la sensibilidad del usuario y alterando ese dar y recibir tan gratificante en una relación íntima, provocando agresiones y rudeza en la actividad sexual.

Se pueden identificar 4 etapas en los consumidores de pornografía, según un estudioso del tema, el Doctor Víctor Cline de la Universidad de Utah, que explicaremos a continuación.

Adicción: el deseo y la necesidad de mirar imágenes porno.

Escalada: la necesidad de imágenes cada vez más fuertes y explícitas para conseguir el mismo efecto.
Desensibilización: el material que al comienzo sorprendía y era tabú se va convirtiendo en normal.

Actuación: tendencia a imitar los comportamientos vistos en el material porno y esperar responder igual.
Muchas frustraciones que trae este hábito son las que van a dar al traste con una vida sexual natural, fluida y satisfactoria destruyendo la autoconfianza.