La Escuela que reivindico

La Escuela que reivindico

La Escuela que reivindico

La carencias de insumos elementales que por décadas hemos sufrido en nuestro sistema educativo, nos ha conducido a concentrar más nuestra atención en las demandas de infraestructuras, mobiliarios y cuestiones tan elementales para la escuela como lo son el arroz y habichuelas para los hogares.

Con frecuencia hablamos de los niños/as que no tienen butacas, que no tienen aulas, y estas carencias, a menudo nos dejan poco espacio para reflexionar sobre los déficits que en el terreno cualitativo registra la institución que llamamos Escuela.

Es preciso que nos interpelemos, nos preguntemos como sociedad, sistema escolar y maestras/os, cuál es la finalidad que buscamos con la tarea educativa. Cuál es el rol que asignamos a la Escuela. Mis reservas con las Pruebas Nacionales son  porque solo mide cuánto sabe o conoce el, o la alumna, el qué sabe, qué conoce, cómo aprende y el para qué conoce, quedan absolutamente ausente.

Una Escuela viva, inscrita en una lógica transformadora, tiene que conectarse con la realidad, con la vida cotidiana de manera que los problemas que existen en su contexto se conviertan en la clave de los aprendizajes que ella, la Escuela, promueve. La realidad social de la comunidad donde está situado el centro educativo tiene que ser el punto de partida para los procesos de enseñanza y aprendizaje.  Hay que pensar una nueva relación de la Escuela con la comunidad.

El análisis de la realidad social que rodea la Escuela tiene que estar presente en todos los momentos de la tarea educativa y debe ser realizado por todos los miembros/as de la comunidad educativa: maestros/as, padres, madres y las expresiones organizadas que existen en ella. La Escuela tiene que mirar críticamente la situación de la comunidad de tal manera que pueda servir de base a estrategias y acciones transformadoras.

La Escuela no puede ignorar la realidad en la que se desenvuelve, tiene que estar atenta  a la vida, a los conflictos, a las fuerzas y los cambios que tienen lugar en la comunidad.  Esa mirada crítica contribuye a propiciar una nueva manera de construir conocimientos en la Escuela y a dar otro sentido a los mismos. No debemos trabajar sólo para saber  o conocer sino además para ayudar a transformar la realidad en que vivimos.

Esta Escuela viva y transformadora implica  lo didáctico, pero es esencialmente una cuestión pedagógica renovada día a día. Supone acercarnos más a la realidad, conocer mejor cómo es nuestra práctica pedagógica y preguntarnos siempre cuál es la finalidad que procuramos con la tarea educativa.

Para generar esta nueva relación escuela- comunidad, la estrategia investigativa es clave, ayuda a estimular la cultura de las preguntas, a reflexionar sobre lo que se nos oculta en la vida diaria, o lo que se hace “invisible” por ser cotidiano. Crear actitud investigativa basada en interrogantes de sentidos de la comunidad y del grupo de clase en particular, nos ayuda a conocer la realidad en su complejidad y a la búsqueda de propuestas alternativas.

Esa es la Escuela que reivindico.

 

*La autora es ex presidenta de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y una de las principales dirigentes del Miuca.



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