Es un verdadero exterminio indiscriminado y criminal el que está perpetrando Israel contra el pueblo palestino en la Franja de Gaza. Cada vez que los israelíes empiezan una de sus matanzas, curiosamente en esa misma medida aparece en la pantalla de “H2” todo tipo de películas y programas acerca de los nazis y sus fechorías en contra de los judíos. “History”, la otra cadena hermana, con una amplia variedad en su programación, de repente ha dedicado una parte de esta a presentar documentales sobre la Segunda Guerra Mundial, máxime, en torno a la figura de Hitler.

Las guerras no tienen ni tendrán razón de ser nunca, mucho menos si el grueso de sacrificados es de personas inocentes, en especial los niños. De ser así, deviene en barbarie, por tanto capaz de ser condenada por la ONU, los Estados Unidos y la Unión Europea, pero de una manera clara y sincera, distinto a como ha sido la tónica hasta ahora.

En ambos canales de televisión se la pasan de un programa a otro describiendo los horrores de la Alemania nazi. Conforme a la técnica del paralelismo, es obvio el mensaje que se quiere comunicar: nosotros [los israelíes] nos estamos defendiendo de los palestinos que quieren llevar a cabo un segundo holocausto en nuestro perjuicio. No hay dudas de que es una táctica que les da muy buenos resultados, con la gran diferencia de que son ellos los que están ejecutando un holocausto cada dos años contra los desdichados palestinos.

Ahora bien, de la variedad de documentales, el que vendría a justificar de refilón la matanza de palestinos de manos de israelíes es el que lleva por título “Las reglas de la Biblia” (en vigor estas desde los tiempos de los antiguos israelitas) en las que, entre otras, el Dios de Israel exhorta al genocidio hasta que no quede ni sobreviviente ni fugitivo con tal de entrar a la tierra prometida, como fue el caso de Josué en su legendaria conquista de Jericó. No deja de crispar el ánimo la forma en que la CNN maneja la noticia de la tragedia aérea del último avión de Malasia para encubrir la masacre en marcha en Gaza. Y así ha sido siempre. Ahora anuncian la del ébola en África por la misma razón.

El Congreso de los Estados Unidos acaba de aprobar 225 millones de dólares para el sistema de defensa de Israel -¡la quinta potencia militar del planeta!- supuestamente para hacerle frente a la actual emergencia bélica, en contraste con los palestinos con sus tunelitos, sus ridículos cohetes (“¡Nos lanzaron más de mil!”, se quejan) y su eterna imagen de lanzadores de piedras, luchando cual David contra Goliat.

Está claro que a los palestinos se les está despojando abiertamente de su territorio, y no creo que sea ninguna exageración decir que a lo mejor pasará lo mismo en la República Dominicana en el futuro. De ese modo nosotros los dominicanos, aunque mayoría como los palestinos, nos encontraríamos ante el problema de tener que retomar el nuestro de alguna forma, si es que lograremos mantener algún sentido de dignidad como nación y como pueblo.

Aquí estamos frente a un plan muy bien estudiado de antemano; de lo contrario, no se explicaría tanta presión internacional sobre el país. Lo trágico es que si la clase dirigente hubiese sido otra, y no la corrupta y estólida que nos gastamos, solo un poco de esfuerzo se habría necesitado para ponerle fin a ese plan. Los vendepatria están al pecho, y de sobra, el grosor de intelectuales vislumbrado por el cuentecito aquel de la modernidad a ultranza, aunque eso signifique vender su alma al mismísimo demonio.