La economía afecta todos los aspectos de la vida, y la vida en pareja no escapa. La pareja debe tener una economía propia para marchar bien hacia el futuro.

Cada uno de los miembros de la pareja debe contribuir a la economía de la casa de acuerdo a sus ingresos. Esto es importante, pues cuando hay problemas ocasionados por el aspecto económico, pueden surgir dificultades que afectan la estabilidad y pueden llevar a separación y divorcio.

Existen estudios que muestran que el que un miembro de la pareja gaste dinero de manera irresponsable, aumenta las posibilidades de divorcio.

Las diferencias económicas pueden fomentar la aparición de otros conflictos. Puede ser que las dificultades comiencen cuando uno siente que el otro abusa, que gasta mucho, mientras uno es muy cauteloso en el gasto.

En cada pareja el régimen económico dependerá de su situación particular. Por lo que la pareja debe comunicarse adecuadamente, discutir las posibilidades individuales y colectivas y llegar a acuerdos tomando decisiones en común.

Cuando cada uno por su lado hace ejercicio del gasto de su dinero, hay problemas. Lo ideal es que las finanzas se lleven basadas en un fondo común.

El asunto dinero puede ejercer tal presión sobre la pareja que dificulte tanto la relación cotidiana como la íntima, pues se altera el estado de ánimo, lo que provoca angustia, culpas de uno hacia el otro, reproches, preocupación, ira y todo esto influye y altera la intimidad sexual.
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