No hay fuerza

No hay fuerza

No hay fuerza

Patricia Solano

Dentro de los partidos políticos grandes casi nadie quiere la Ley de Partidos. En cálculos fríos, la mayoría prefiere un sistema no muy regulado, con margen amplio para una medición de fuerzas no demasiado ortodoxa. Se ven frente al espejo llenos de recursos y destrezas para ganar.

En caliente es diferente. El día de las elecciones, cuando pierden de otro más lanzado, el espejo se quiebra en mil pedazos. Un trabajo de meses se ve perdido en horas y el sonido de los cristales rotos duele hasta el tuétano. “¡Qué desastre! Nos venció el Estado”.

Lo grande es que casi a nadie le importa. El sistema es como es porque los mismos que compiten han elegido ese esquema; saben cómo cambiarlo y no lo hacen. ¡Que no se quejen!

Por supuesto, existe gente a la que sí le importa , incluso dentro de los partidos, donde es minoría. Quizás a estas alturas sufra de cansancio extremo, pues con la Ley de Partidos ha echado un pleito grande en casi absoluta soledad.

Fuera de los partidos existe una pose para lucir “correcto”, que consiste en renegar de todo aquello (lo que sea) que venga de un partido político.

Es una posición equivocada, dado que en el actual sistema los partidos deciden el destino del país, pero pose al fin, si el objetivo es “verse bien”, hacer ascos cumple la misión.

Al proyecto de Ley de Partidos le faltó más gente de sociedad civil ofreciendo apoyo a esas pocas personas de militancia partidista que se atrevieron a plantear en sus respectivas entidades un acuerdo y un marco legal decente para salir de las campañas electorales con algo más de dignidad y menos vergüenza.

Faltó hacer a esos y esas protagonistas dentro de sus partidos, a sabiendas (si es que alguien lo sabe) de que nadie desde fuera iba a imponer nada a los poderosos partidos que nos gastamos en este país. Era, pues, desde dentro, pero como dentro eran muy pocos, el asunto se diluyó.

Ahora no esperen que cuando por fin aprueben la dichosa Ley de Partidos sea la que estamos esperando para adecentar las campañas, y si lo es, no se cumplirá, porque la base de toda ley es el acuerdo colectivo y en materia de campañas, ese acuerdo todavía no existe. No es con papeles, la cosa; es con fuerza real. Hay que construir esa fuerza



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