Un niño de cuatro años estaba desnudo en el jardín de su casa en Tulsa, Texas. Llevaba unos 20 minutos llorando.
Alarmado un vecino llamó a la policía, que intentó contactar con el padre llamando a la puerta.
No obtuvieron respuesta, así que forzaron su entrada y encontraron una niña de 18 meses dormía en una jaula para perros, cubierta de heces.
Otra niña de tres años dormía en otra habitación. Y el padre, profundamente dormido, en lo que la policía ha definido un estupor provocado por alcohol o narcóticos.