Faltan peldaños, pero se avanza

Faltan peldaños, pero se avanza

Faltan peldaños, pero se avanza

Los dominicanos hemos abandonado perlas que en el pasado nos adornaban y de manera voluntaria las estamos cambiando por baratijas. Por años los extranjeros nos distinguían por ser un pueblo trabajador, pujante, servicial y feliz.

Sin embargo, poco a poco, empezamos a transitar por un camino de desesperanza, dejadez, intolerancia, agresividad y oportunismo.

Hay una nueva generación que está siendo mecida en la amargura y frustraciones propias de la falta de oportunidad y de justicia en que se forjaron los que le antecedieron.

Los pecados del pasado salen a flote ahora, como si fueran de factura reciente, y las penitencias han correspondido a quienes hoy suben a escena.

La República Dominicana está en pleno proceso de construcción de una sociedad moderna y más justa, pero los escombros de la injusticia y la inequidad impiden que las labores se realicen con alegría y entusiasmo.

Esta generación no puede privarse de congratularse y disfrutar los logros sociales, materiales e institucionales que viene alcanzando desde hace varios años.

La destrucción de cada muro que separa del objetivo trae agotamiento, pero es motivo de regocijo porque nos acerca a la meta.

Hay razones para congratularse como sociedad, aunque aun faltan muchos peldaños por alcanzar.



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