El Pabellón de la Fama

El Pabellón de la Fama

El Pabellón de la Fama

Hugo López Morrobel

La escogencia para la inmortalidad deportiva en República Dominicana siempre ha sido cuestionada por varios factores, en especial la falta de méritos entre muchos de los seleccionados.

Ello trae como consecuencia protestas públicas y soterradas de una gran cantidad de atletas que no etán pero se sienten con méritos para estar allí.

Todos los años, cuando se anuncian los seleccionados, ahí mismo surgen los disgustos, y afloran muchos nombres de aquellos que se consideran con más méritos para haber sido tomados en cuenta.

La batalla por llegar a la inmortalidad deportiva se ha hecho cada vez más cruenta, después de que, por ley, se le asigna a cada escogido un sueldo, que si mal no recuerdos asciende a 35 mil pesos.

Hay que colegir, que los inmortales están allí como “macos y cacatas”, debido a que el Pabellón de la Fama tiene la potestad para escoger a atletas de todas las disciplinas, así como a los llamados propulsores, una gran mayoría, a decir de muchos, sin o con muy pocos méritos.

Otro factor que se agregó este año ha sido la selección de atletas extranjeros, que si bien tuvieron excelentes participaciones en sus respectivas disciplinas, lo hicieron por un máximo de tres o cuatro temporadas, lapso que se considera muy breve para ser inmortal.

Las contradicciones seguirán por mucho rato, pero en lo que sí estoy de acuerdo, aunque resulte amargo y trágico, es que se deben realizar análisis bien ponderados, y sacar de esa exclusiva familia a los que sin méritos suficientes, que son muchos, están como inmortales.



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