El caso SeNaSa

El caso SeNaSa

El caso SeNaSa

Es de justicia reconocer lo efectivo que es el Seguro Nacional de Salud (SeNaSa). Ojalá que ningún gobierno, sea cual sea el partido que gobierne, se atreva a inventar con  este recurso que tienen  a su disposición los menos afortunados.

 Personalmente creía que el  SeNaSa no funcionaba y que todo era pura propaganda, pero mi madre enfermó y el tratamiento fue extraordinario. El seguro cubrió todo, tanto en el centro médico (hospital Marcelino Velez Santana) como en la distribuidora de materiales ortopédicos.

   He averiguado, además, si SeNaSa paga a tiempo a los suplidores, y la respuesta de uno de estos fue positiva, quizás con más rigor que las ARS privadas, y eso es bueno, porque despeja la mala fama que por tradición han tenido las instituciones oficiales.

 Felicito, sinceramente, a la doctora Altagracia Guzmán Marcelino, directora de esa institución, por conducir al SeNaSa de ese modo, reconocimiento que también extiendo a los anteriores responsables de la misma.

  Y por el tratamiento dado en el centro de salud a mi madre, que lamentablemente dudo salga del percance que le afecta, por razones de edad, tengo el compromiso de reconocer a los médicos del hospital Marcelino Vélez, comenzando  por su director y mejor amigo Pedro Antonio Delgado Valdez.

   El trato no puede ser mejor allí, tanto de los médicos como del personal de enfermería y de apoyo. Es de justicia también reconocer, igual que en el caso del SeNaSa, las buenas atenciones que reciben los pacientes y sus familiares en ese centro asistencial. 

Hay que mantener y fortalecer esos servicios, porque resulta duro venir de un campo de San Juan de la Maguana, como ocurrió con mamá, y que en un centro de salud no se le ofrezcan las atenciones que Dios manda.



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