La encrucijada de la oposición no es sólo por la cortedad de miras del liderazgo nominal del PRM, contrariado por el arraigo de su jefe natural el expresidente Mejía, sino que la alianza del bloque antipeledeista es tan precaria que sus integrantes votados al Congreso o gobiernos municipales navegan con vela propia.

Mientras Abinader y sus voceros se desgañitan contra el Gobierno, el senador reformista Josecito Hazim vota coincidiendo con el PLD; el alcalde Collado pacta colaborar con el gobierno central; Vinicio Castillo disiente del rechazo a rajatablas de Castaños Guzmán como nuevo presidente de la JCE.

La cosa empeorará para el PRM cuando el PRSC culmine su reestructuración, que luce dejará controlando al partido de Balaguer a sus discípulos Ito Bisonó y el propio Hazim, aliados para cobrarle a Quique Antún las recientes menguas del extenuado reformismo.

Al dichoso bloque siempre le sobró diversidad: pocos entendían ver juntos a Orlando Jorge y los Castillo; a Guillermo Moreno y Antún; a Minou Tavárez Mirabal con balagueristas… ¡Tremendo arroz con mango!