Una de las grandes debilidades de la economía dominicana es que ha sido incapaz de crear clases medias a la velocidad que lo han hechos otros países de América Latina y el Caribe.

Los estudios más recientes realizados por el Banco Mundial validan esas afirmaciones a pesar de haber tenido altas tasas de crecimiento durante los últimos años. 

Estos resultados nos deben de llamar a una profunda reflexión sobre cómo deben operar los mecanismos redistributivos para que se puedan dar procesos de movilidad social ascendente y transformaciones sociales que nos permitan llegar al “desarrollo”.

Obviamente que el desarrollo va más allá de los aumentos del PIB o ingreso per cápita. Una visión del desarrollo, de la inclusión y la movilidad social basada en un único concepto resulta insuficiente, ya que impide abordar otras manifestaciones y complejidades del desarrollo.

Para aprovechar las altas tasas de crecimiento y que esta se traduzca en un círculo virtuoso que dé como resultado procesos de creación de clase media se requiere de una cosmovisión del desarrollo integral.

Esto significa que no solo se esté consciente de los problemas y heterogeneidades estructurales de las economías, sino que se ejecuten políticas públicas eficaces y sostenibles para que los ciudadanos, de generación en generación, la internalicen en sus prácticas cotidianas, transformándola en valores y luego en una cultura.

Si queremos ensanchar la clase media dominicana tenemos que ir cerrando las grandes brechas existentes en nuestra economía.

No es verdad que, si mantenemos las grandes distancias en materia de servicios públicos, salud, género, medio ambiente, fiscalidad, pobreza, desigualdad, infraestructura, educación e innovación, entre los ciudadanos, crearemos un proceso de movilidad social ascendente y ensanchamiento de nuestra clase media.

Hasta ahora, ha sido muy tradicional y maleable la posición de nuestros dirigentes políticos en insistir tanto en el “crecimiento económico” que hemos exhibido en los últimos años, ignorando por completo la responsabilidad y el compromiso de “clase”, que no ha desbordado los parámetros tradicionales distributivos que hasta estos momentos se han aplicado.

Se requiere de una firme decisión, al margen de los grupos de intereses que se enquistan en el estado y que han secuestrado al estado dominicano durante años, de establecer efectivas políticas redistributivas.

Es lamentable que lo sectores liberales que están y han estado en la “cosa pública” no han sabido traducir la confianza que le ha suministrado el pueblo dominicano para hacer, como decía Karl Polanyi, “la gran transformación”.