Convergencia sin converger (parte 2)

Convergencia sin converger (parte 2)

Convergencia sin converger (parte 2)

Un Proyecto de Nación donde no se limita solo a la convocatoria de ciudadanos (as) ilustres, que deliberan a nombre del pueblo y deciden qué es lo que conviene.

Todo lo contrario donde todos(as) participen en las decisiones y deliberaciones del país y de la acción soñada.

Un Proyecto de la Nación donde la participación esté por encima de la representación, donde se promueva por todos los medios la participación directa del pueblo eliminando todo aquello que interfiere en la manifestación de la voluntad popular.

Los miembros deben ser voceros de la opinión del pueblo y no de la opinión personal de nadie. Así, el político, el miembro no representa a nadie, sino que es vocero del pueblo que lo eligió. Esto es lo que crea una vorágine de participación.

En cada comunidad, en cada barrio, en cada sector, en cada municipio, en cada rincón del país, los ciudadanos (as) buscan espacio de reflexión sobre el país, la nación que tenemos y la que quisiéramos tener y construir entre todos (as).

Un Proyecto de Nación donde el consenso popular esté por encima del consenso de elites; que nace no del acuerdo de elites minoritarias que desconocen el sentir del pueblo. Nace así la democracia de la calle.
Un Proyecto de Nación donde el poder naciente está por encima del poder constituido. (Continuara).



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