Cerrando el año 2016 pasamos revista a los acontecimientos más destacados del año desde nuestro punto de vista.

Es así como desde la perspectiva de las cifras y estadísticas, nueva vez vivimos un periodo de estabilidad macroeconómica, con un alto índice de crecimiento, basado en un modelo que comienza a preocupar, por cuanto supone continuos déficits fiscales y un endeudamiento cada vez mayor.

Esa estabilidad y crecimiento, si bien causan la admiración internacional, han sido incapaces de resolver los problemas del sistema educativo, productor de un estudiante de calidad decreciente, quien se cría en pésimos estados de insalubridad, y cuando los servicios de salud están disponibles, son a precios inaccesibles para las mayorías.

Lo anterior, combinado con la inseguridad creciente, hace que las percepciones de mejoría en la calidad de vida sean escasas.

En el plano político la reelección del presidente Medina trajo consigo modificación constitucional, revive el fantasma de Horacio Vazquez, aunque la mayoría de la población cree que nuestro gobernante habrá de imponer en este nuevo mandato un modelo diferente: más incluyente, transparente y austero.

En el que pocos confían es en el nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, quien sin aun haberse sentado en la Casa Blanca, da cátedras del desconocimiento de políticas medioambientales, comercio internacional, geopolítica y muchos otros temas, lo cual le agrega un fuerte grado de incertidumbre al nuevo año.

El Brexit, escándalo Lula, y otros tantos, auguran un panorama internacional cada vez mas complejo.

Por todo lo anterior, creemos que 2017 reclama prudencia, a sabiendas de que habrá de ser un año de incremento en las tasas de interés y en los precios de los combustibles.

Confiemos en el trabajo dignificante, la solidaridad tantas veces puesto de manifiesto, el desarrollo de la conciencia y las posibilidades de un provenir mas venturoso para todos.