A cuál peor

A cuál peor

A cuál peor

Se ha dicho que con el dinero que se escamotea al Estado mediante actos de corrupción se podría financiar una segunda República Dominicana, y sobran cuartos.

También se afirma que la corrupción y la impunidad son hermanas gemelas que se sustentan recíprocamente, y que por eso es tan difícil luchar contra ellas y su enorme poderío.

Está por verse cuál de estas dos hermanitas acarrea mayores males a la sociedad, aunque todo parece indicar que la impunidad tiene todas las de ganar.

Lo vemos todos los días. Cometer un crimen y no recibir castigo es un hecho cuando se tiene asegurada de antemano la impunidad. En nuestro medio –triste es admitirlo- existe un permanente baratillo de impunidad, donde jueces y fiscales impúdicos siembran inseguridad y terror a diestro y siniestro.

¿Está perdida la batalla contra la delincuencia? Todavía no, pero estamos cerca, en una situación que requiere inequívocas señales y acciones desde arriba que no dejen lugar a dudas en los ámbitos del crimen, caiga quien caiga, sin permitir que compromisos políticos ni de ninguna otra índole permitan el menor resquicio de indulgencia.

Solo así, con muñeca dura y sin contemplaciones, podremos aspirar a ser una sociedad segura cimentada en inquebrantables principios éticos.



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