Yo que puedo soñar, no tengo alas

Yo que puedo soñar, no tengo alas

Yo que puedo soñar, no tengo alas

En un libro de ortografía de la profesora cubana Hilda Perera leí hace muchos años lo siguiente:
Mariposa, tú y yo somos hermanas / Menguados son mis sueños y tus galas / Tú que puedes volar, no tienes sueños / Yo que puedo soñar, no tengo alas”.

Reproduzco estos versos porque durante mucho tiempo insistí a través de mi noticiario Informativo Dominicano en Santo Domingo, que era indispensable el “control de natalidad” para controlar la cantidad de habitantes en nuestro territorio; en que se impartiera como materia obligatoria en las escuelas “Educación, moral y cívica” y que los cuadernos trajeran en su portada y contraportada mensajes educativos.

Pero lamentablemente como dije en principio, yo que puedo soñar no tengo alas, y los que tienen alas, no tienen los sueños que tengo yo.

Ya dejó de ser aplicable lo de control de natalidad, porque los hospitales dominicanos fueron abarrotados por damas haitianas que venían y siguen viniendo a parir en nuestro país y aquí se quedan a vivir con sus hijos, lo que nos ha creado serios inconvenientes.

La instrucción moral y cívica no ha sido considerada materia de importancia para los que trazan la política educativa de la nación y los cuadernos están llenos de peloteros, cantantes, basquetbolistas, carros de lujo, modelos, actrices de cine y carros deportivos.

No sólo externaba mis inquietudes a través de mi noticiario Informativo Dominicano, también acudí a la Secretaria de Estado de Educación, Bellas Artes y Cultos en diferentes oportunidades y personalmente hablé con los ex secretarios, Pedro Gil Iturbides y José Nicolás Almánzar García, este último autor del “Manual de Educación Moral y Cívica”, para muchos la mejor obra de esta naturaleza escrita en el país.

En un tiempo, se comentaba, importaban grandes cantidades de cuadernos desde Colombia autorizados por esa Secretaría, hoy ministerio, porque mucho dinero corría por debajo de la mesa.

Si yo fuera presidente o ministro de Educación, obligaría a los importadores y fabricantes de cuadernos en el país a colocar en las contraportadas mensajes educativos elaborados por expertos de ese ministerio, o automáticamente salen del negocio.

La Tabla, La Trinitaria, nuestra independencia, restauración, batallas memorables y nuestros héroes, letras de nuestro himno nacional y sus autores, protección de nuestros recursos naturales, como los árboles y los ríos, amor y protección de los animales, la honradez, la honestidad, la importancia de estudiar y leer buenos libros, y en la portada fotos de prominentes figuras dominicanas y del mundo con breves datos biográficos.

Lamentablemente, ese medio tan importante para la educación y orientación de los estudiantes, que se llama cuaderno, no es utilizado por indiferencia de nuestras autoridades o porque sectores con influencia económica y política anteponen sus intereses personales a los intereses de la patria.

Dominicano, con toda fe muerta, que no muera tu fe, porque algún día, algún día, esto tiene que cambiar.



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