Nuestra verdadera mina de oro

Nuestra verdadera mina de oro

Nuestra verdadera mina de oro

Claudio Caamaño Vélez

Ya en la época colonial el imperio Francés demostró que la agricultura es una de las actividades económicas más rentables.

Llegó a producir en lo que hoy es Haití el 40% del azúcar y el 60% del café que se consumía en toda Europa. Mientras España y Portugal se quedaron atrás, concentrados en buscar oro y plata.

Ningún país desarrollado puede decir que debe su desarrollo exclusivamente a la minería. Incluso las economías más sólidas del mundo están en países con escasos recursos naturales; Suiza, Japón, Holanda son un claro ejemplo. Mientras que países con abundancia de recursos minerales están estancados en el tercer mundo; muchos países de África y Latinoamérica somos un vivo ejemplo.

Ha quedado demostrado, a lo largo de la historia, que la agricultura y la industrialización son de los principales motores del desarrollo y estabilidad.

La República Dominicana es un país bendecido, tanto por sus recursos naturales, como por su ubicación geográfica. Podemos producir e industrializar para suplir grandes mercados en América y Europa.

Como isla que somos podemos aprovechar el transporte marítimo, que es el más económico. Tenemos abundantes tierras productivas y agua, pero usamos métodos rudimentarios, poco eficientes y competitivos.

Debemos fortalecer nuestra producción agrícola, con tecnologías apropiadas; y fomentar la agroindustria, para dar valor agregado a los productos de nuestra tierra. Esa si es una verdadera mina de oro, que no se agota ni usa cianuro.

Promover el desarrollo de una agricultura fuerte y competitiva es una de las más rentables inversiones que puede hacer un gobierno. Sobre todo en un país como el nuestro, con un potencial tan alto.



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