Mujer perdió esposo en explosión SC: “No hay un día en que las lágrimas no corran por mis mejillas”

Mujer perdió esposo en explosión SC: “No hay un día en que las lágrimas no corran por mis mejillas”

Mujer perdió esposo en explosión SC: “No hay un día en que las lágrimas no corran por mis mejillas”

La explosión dejó varios muertos y heridos, además de provocar daños a varios inmuebles. Foto: Eliezer Tapia/El Día.

Por Edilí Arias y Algenis Carreras. 

San Cristóbal.- Pese al tiempo trascurridos de la explosión en una zona comercial de San Cristóbal, el dolor sigue latente en los corazones de las 12 familias que  hoy no han tenido la oportunidad de darles el último adiós a sus seres queridos.

Rut Araujo,  quien perdió a su esposo, Juan Mateo Casilla que se desempeñaba como tapicero en la tienda Toledo manifestó que estos últimos tres meses han sido muy difíciles para su familia, y que «no hay un día en que las lágrimas no corran por mis mejillas”.

Relató que al conocer la información de lo sucedido, salió corriendo desesperada y llegó hasta las puertas de la tienda Toledo, pese a todo tenía la esperanza de que su compañero de vida se encontrara entres las personas que fueron trasladadas a los hoplitas, pero con el paso de los días la ilusión se fue desvaneciendo.

Entre lágrimas afirma que su habitación continúa intacta, como él la dejó, “su gaveta, su ropa,  todo está igual, sé que ya él no está con nosotros, tengo los pies en la tierra, pero esto es realmente duro”.

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Explica que tres meses después, aún no han recibido el cuerpo de Mateo para darles cristiana sepultura, sin embargo como forma de “cerrar el ciclo”, le realizaron un funeral el pasado mes de octubre en contra de la voluntad de su suegra que exige le entreguen los restos de du hijo.

A todo el dolor que implica en no tener una tumba donde llorar su esposo, se une el hecho de que las autoridades les dicen que al no tener una cadáver deben esperar cinco años que es el tempo que estipula ley, para expedirles un acta de defunción.

Perdió su madre 

Luz Esther Mateo Guzmán, tenía la ilusión de conocer a su primer nieto, por lo que se encontraba en un establecimiento de ventas de telas de la zona, que resultó  destruido por el estallido, mientras le comparaba la cuna al bebé y perdió la vida junto a su esposo e  hijastra.

Rhina Esther Sabala, hija de  Mateo Guzmán asegura no creer en el informe que ofrecieron las autoridades y manifiesta además, que “los cuerpos no fueron entregados para que el número de muertos no sea mayor”.

Encienden velas 

El pasado martes los familiares y amigos de los que fallecieron recordaron a sus queridos en el último lugar que se les vio.

Aseguraron que todo ese tiempo, no se sienten satisfechos con la investigación realizada por las autoridades del suceso que dejó un saldo de 37 personas fallecidas y 59 heridas.

La zona cero 

A pesar del tiempo transcurrido, la gente trata de evitar cruzar por esta calle, donde ahora sólo están los terrenos deshabitados, aunque todavía se puede ver algunos vidrios en el suelo.

Los que se ven en la obligación de pasar por allí prefieren no mirar a ese lado y voltear la cara porque les viene a la memoria la tragedia de aquel 14 de agosto, en la cual murieron más de 38 personas.

Al visitar el lugar, se realizaban trabajos de reparación de una pared de la ferretería cercana a la tienda Toledo y la Agroveterinaria La Esperanza, las cuales fueron demolidas tras la explosión junto con otras viviendas.

 

 

 

 

 



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