La pujante industria sin chimeneas

La pujante industria sin chimeneas

La pujante industria sin chimeneas

Si hay un sector de la economía dominicana donde no se hacen cuestionamientos cuando se habla de crecimiento, es el de la llamada industria sin chimeneas, el turismo. Esta ha sido una prioridad del Gobierno, y como tal, los frutos se ven a diario.

Polos turísticos tradicionales como el Juan Dolio, Bávaro y Puerto Plata ven constantemente procesos de levantamiento, fortalecimiento y remozamiento de sus facilidades e infraestructuras, contribuyendo a ello con la posibilidad de recibir cada vez más turistas.

Polos incipientes o vírgenes, como el de la provincia de Samaná, Macao y ahora Bahía de las Águilas, atraen cada vez más la atención de potenciales inversionistas.

Hasta ahora la mayoría del capital para estos desarrollos ha provenido de inversionistas extranjeros y de endeudamiento en dólares.

Sin embargo estamos viendo un interés cada vez mayor de inversionistas nacionales, apoyados por facilidades como el recién creado Fondo para el Financiamiento de Infraestructuras Universal-CIFI.

Si bien es cierto que el país ha desarrollado excelentes facilidades aeroportuarias y viales, a la vez que se mejoran algunos puertos o se destinan puertos especializados para buques turísticos, aun han faltado algunos ingredientes claves e indispensables.

Nos referimos a la disposición de aguas potables y la eliminación o tratamiento de aguas negras. Estas son obras sin visibilidad, olvidadas en nuestro desarrollo turístico, pero también en el desarrollo urbano.

Ahora el país se lanza a la conquista de nuevos mercados, haciéndose mucha publicidad sobre las posibilidades chinas.

Sin embargo en oriente han estado disponibles hace demasiados años otros mercados e igualmente interesantes como el japonés, los cuales la distancia y la inadecuación a sus requerimientos no nos ha permitido explotarlos como quisiéramos.

Si deseamos que el turismo siga por el sendero feliz que ha caminado los últimos 15 años, será necesario atender las necesidades aun pendientes, mejorar condiciones para mercados tan exigentes como los orientales y mantener un clima social y de seguridad que permita el continuo desarrollo de nuestra industria sin chimeneas.



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