La incertidumbre del costo de vida

La incertidumbre del costo de vida

La incertidumbre del costo de vida

Daris Javier Cuevas, columnista en el periódico El Día.

La expresión costo de vida normalmente se emplea cuando se hace reseña o referencia al cálculo del precio esperado de todos los bienes y servicios que requieren los consumidores, y la familia, exigidos para obtener cierto grado de satisfacción en un determinado nivel de vida.

En la realidad, esto significa que ha de tenerse de manera precisa el nivel de gastos que se debe tener para un nivel de vida determinado, aunque sea de subsistencia y que es una herramienta que permite medir los hábitos de consumo que prevalece en una economía, aunque no tan exacta, dado que la satisfacción varia en los diferentes estratos social a escala global.

Bajo esos planteamientos, se puede entender mejor el hecho de que cada persona consume lo que puede, por tanto, los que son más acaudalados tienden a consumir mucho más y tienen mayor capacidad para ahorrar, pero los que menos tienen son perjudicados.

Desde una perspectiva macroeconómica se interpreta que con el fantasma del flagelo de la inflación elevada, se deteriora el poder adquisitivo, razón por la que el coste de vida impacta de manera negativa y destructora en el costo de vida de los consumidores.

Pero resulta relevante destacar que la dinámica diaria de consumo, combinado con el costo de vida de la población es que la economía de un país se mantiene, es decir, lo que se conoce como el flujo circular de la economía.

En tal sentido se puede afirmar que cuando una economía presenta sus signos vitales sanos, los precios registran un incremento gradual, implicando que los niveles de empleos sean establece, fruto de que la inflación moderada inducen a los consumidores a comprar y a depositar su dinero en las entidades bancarias.

Pensar en el costo de vida, es asociar esta con el costo que simbolizan los precios de los bienes y servicios que las familias y hogares efectúan para obtener determinado nivel de satisfacción y certidumbre.

Así las cosas, se puede deducir que en la medida en que el costo de vida aumenta existe una relación directamente proporcional en los sectores de ingresos más frágiles y donde hay un mayor nivel de desempleo, por lo que se produce una expansión en los niveles de la pobreza e indigencia, provocando mayor incertidumbre en la economía y la población en sentido general.

A la Luz de la razón, es importante precisar que el costo de la vida está íntimamente vinculado al poder adquisitivo de la moneda local, por tanto, ya que los bancos centrales utilizan el célebre índice de precio al consumidor, IPC, con el cual se puede calcular el tamaño de la inflación en disímiles momentos, lo que significa que a partir de ese índice se logra dar seguimiento a la evolución del costo de vida en explícito período.

Esto así ya que en la medida que repunta el índice de precio al consumidor, los individuos tienden a gastar más dinero para poder conservar el mismo nivel de vida, pero si sus ingresos se rezagan o estrechan, su calidad de vida se perjudica.

Se trata de que es un axioma el hecho de que los ingresos de los consumidores, o las familias, registran un crecimiento de lentitud considerable, mientras que los precios de los bienes y servicios se incrementan de manera exponencial y firme, aunque no todos al mismo tiempo, sin embargo, para mantener un nivel de vida constante es necesario que los ingresos se correspondan con los cambios en los precios.

Esto significa que el costo de vida es frenéticamente desproporcionado cuando se compara ingresos y poder adquisitivo de los ciudadanos y no se pondera a este cuando en el mercado se incorporan

otros bienes y servicios con precios que tienden a distorsionar en la calidad de vida, por lo que cada vez las cifras de inflación pierdan credibilidad.

Una mirada detenida sobre la calidad de vida, derivada del impacto de la inflación, es muy notorio que en la economía dominicana se ha elevado el costo de vida con un deterioro inocultable y brutal durante el periodo 2020-2023.

En efecto, el mayor deterioro se evidencia en los Quintiles 1 y 2 impacta a un ritmo superior al 24%, siendo menos agresiva en los quintiles 4 y 5, los cuales son los menos golpeados por ser donde se concentran los de mayores ingresos, cuyo efecto gira alrededor de un 19%, pero cuando se regionaliza la inflación de la economía dominicana el mayor impacto es para la región Sur, golpeando a los bolsillos de estos ciudadanos con un sorprendente 26%.

Las alzas de precios en la economía dominicana parecen no tener un freno y tampoco el gobierno dispone de las herramientas de política económica efectiva para desarticular este flagelo, colocando al país al borde de un verdadero naufragio e insatisfacción en la calidad de vida. dado que las alzas de precios de mayores contundencias se registran en los alimentos, la electricidad, combustibles, salud, vivienda, los alquileres, educación, los préstamos bancarios, transporte.

Mientras esto ocurre, los consumidores entran en una fase de incertidumbre y confusión por los anuncios de baja de inflación por parte del Banco Central, sin embargo, la verdad de esa narrativa es que lo que ocurre es que la velocidad de crecimiento de la inflación se produce a un ritmo de menor intensidad, pero los precios en nada han bajado.



Daris Javier Cuevas

Economista-Abogado Máster y Doctorado en economía Catedrático de la UASD

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