El escritor Miguel Phipps

El escritor Miguel Phipps

El escritor Miguel Phipps

Semanas atrás fui invitado a la Fundación Corripio a la puesta en circulación de tres libros del escritor y amigo Miguel Phipps.

Phipps es una persona en verdad notable: desde hace una apreciable cantidad de años recibimos noticias de los títulos de su autoría que salen a la luz. Y son tantos, que resulta asombrosa su dedicación y persistencia en un contexto en el que, con muy contadas excepciones, quienes se dedican a las letras no son muy tomados en cuenta.

Phipps es la mejor evidencia de lo que calificamos como vocación. Una inclinación natural hacia una actividad en la que depositamos lo mejor de nosotros.

En la que no cuentan ni los sacrificios ni el evidente desdén de personas que no comprenden tanto afán en un ejercicio mercurialmente improductivo. En definitiva, la literatura no es la vía –salvo casos muy raros y excepcionales- para acceder a una vida a la que muchos aspiran o creen merecer.

Aunque el énfasis de su labor ha sido la literatura infantil, que es una de las más complejas que existen, este autor, nacido en un ingenio del cercano y lejano San Pedro de Macorís, es un testigo del tiempo y de las circunstancias. Sus ojos aprecian las realidades de la condición humana que él se esfuerza en reproducir en sus historias. Procura elaborar sus escenas de forma que nos sirvan como aleccionamiento o advertencia.

En ese vasto escenario, en sus escritos transcurren vivencias, emociones, angustias, sentimientos desbordados. Esa es la materia con la que estructura sus narraciones. Siempre existe una intención moral en sus cuentos y anécdotas.

Phipps se esfuerza por enfocar las ocultas manifestaciones comunes del diario vivir que a muchos puede parecer evidente, pero en el que reposa un trasfondo o un desenlace definitivamente trágico o muy amargo.
Los libros que puso a circular recientemente poseen títulos peculiares e inéditos: “Cuentos agnósticos y enigmáticos”, “Al margen de la luz” y un último que nombró “Inquietudes del alma”.

Sus relatos se transforman en miradas conmovedoras. Como el oficial que, sin saberlo, ordena la muerte de un ladrón que es su propio hijo. La historia del sacerdote pedófilo en cuya misa irrumpe Satanás. El embarazo infantil, la grave presencia del incesto o del infanticidio.

Estas historias nos hacen incursionar en el peculiar mundo del escritor y su condición de testigo de los eventos: “Su cuerpo pálido se confundía con el color de las sábanas”, “habíamos cortado la cinta del camino al infierno”, “tendremos que enfrentarnos por siempre al mismo dolor”, “nadie lo protegió, nadie lo ayudó, la algarabía en el lugar parecía una pelea de gallera”.

En tan limitado espacio es imposible elaborar un perfil de un escritor como Miguel Phipps. Una persona entregada a un oficio en el que ha invertido toda una vida y en el que ha cosechado el lauro de ser el autor más prolífico y celebrado en lo concerniente a la edición de relatos infantiles, muchos de los cuales son parte del currículo educativo de la República Dominicana. Enhorabuena, Miguel. Hay que seguir.



Etiquetas