El “fucú” de Colón y el Faro

El “fucú” de Colón y el Faro

El “fucú” de Colón y el Faro

No soy supersticioso en absoluto, que quede bien claro. Pero lo que pasa con el pobre Cristóbal Colón pone a cualquiera a dudar hasta de sus más firmes convicciones.

El sólo nombre de este personaje de la Historia que no se sabe dónde nació y cuyo lugar de reposo eterno es puesto en duda, es tenido por muchos como sinónimo de mala suerte o “fucú”, como popularmente se dice. Cuando se menciona la palabra “Colón” no son pocos los que dan tres toques en madera o cruzan los dedos para espantar la mala suerte. Otros no escriben ni pronuncian por nada del mundo ese nombre y se refieren a su dueño como “el Almirante” o “el Descubridor”.

Desafiando todos los supuestos riesgos que ello implicaba, el presidente Balaguer se embarcó en la polémica aventura de levantar él solito el faraónico Faro que las naciones americanas se habían comprometido a financiar entre todas. Y así fue como en el año 1992 se encendieron por primera vez, con bombos y platillos, las luces del Faro que proyectaban una cruz en el cielo quisqueyano.

A seguidas se instalaron en el interior del monumento diferentes museos con valiosas piezas procedentes de casi todo el mundo y se trasladaron a su nave central las cenizas que los dominicanos consideramos que corresponden al controversial marinero.

Pero la mala suerte sigue persiguiendo a Colón y a su memoria. El Faro luce en deplorable estado de abandono, varios objetos históricos han sido impunemente robados de sus salas de exhibición, sus luces hace más de un año que no se encienden, y sujetos inescrupulosos se aprovechan de la oscuridad aledaña para realizar allí actos reñidos con la moral.

Según lo reseña EL DÍA, el gobernador del Faro, ingeniero Mario Bonetti, dijo al programa El Despertador que es “un gobernador que no gobierna”, porque lo que recauda por las visitas de turistas tiene que depositarlo en la cuenta general de la República.

Yo no creo en “fucú”, pero de que lo hay, lo hay.



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