Danilo en la encrucijada

Danilo en la encrucijada

Danilo en la encrucijada

Carlos Salcedo

De sorprendente para muchos y merecida y obligada, por sus ejecutorias para otros, han sido calificados los altos índices de popularidad y de percepción positiva del Presidente Danilo Medina Sánchez.

No creo que haya habido en la historia dominicana un presidente con más alta aceptación por parte de la población, quien en la última encuesta conocida se ubicaba en el 90%.

No caben dudas de que la forma de trabajo, de mucha cercanía con el pueblo, la solución llevada a las diversas comunidades y ciudades, como a sectores que ameritan la atención del Estado y que constituyen elementos esenciales para el incremento del empleo, la determinación para resolver problemas tan graves como contratos tan onerosos para el Estado, tal cual ocurre con el caso de la revisión del contrato de la Barrick Gold, la alta inversión en educación y la apuesta para reducir significativamente el analfabetismo del país, entre otros factores, han mantenido al Presidente de la República en una envidiable posición de valoración positiva por parte del pueblo.

El peligro es que por mantenerse cómodo en esa posición el Presidente realice algunas ejecutorias que agradan, que solucionan problemas coyunturales, pero que no necesariamente fortalecen la institucionalidad y hagan un aporte importante al desarrollo sostenible.

Un riesgo también es que el Presidente guarde para luego muchas decisiones que pudieran ser cuestionados por su propio partido, o sus aliados, o por una parte de la población, o que se reserven para un momento en el que la popularidad pudiera descender.

El Presidente ha hecho empatía con el pueblo, pues viene realizando una labor novedosa, creativa y conectada con los problemas inmediatos de la gente.

El riesgo es dejar atrás los problemas estructurales y desaprovechar su alta valoración para producir los cambios que pongan a la República Dominicana en el verdadero trayecto del sol, donde todos estemos cobijados por la luz del desarrollo. Presidente, los cambios profundos no esperan. Este es su momento.



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