Viajar es un enigma

Viajar es un enigma

Viajar es un enigma

En 1953 la Guerra de Korea estaba en su apogeo. Como residente en Estados Unidos tenía la obligación de servir en las Fuerzas Armadas de ese país.

En caso contrario, el residente sería deportado a su lugar de origen. Ni modo. Ingresé a la Fuerza Aérea y ,gracias a mis estudios y conocimientos de idiomas fui asignado al servicio de Inteligencia y comisionado en diferentes países de Europa, África y Asia Menor. En los dos años deservicio conocí casi toda Europa, Asia Menor y parte de África.

Al concluir el servicio militar regresé a la universidad de Columbia. En el tercer año de la carrera de Ciencias Políticas, por sugerencia de mi asesor académico, el reconocido profesor Frank Tannembaum, autor, entre otras obras, de la biografía del presidente Lázaro Cárdenas, fui a México en 1957 y me quedé.

El amor fue a primera vista. Recibí la licenciatura dos años más tarde de la Universidad de Las Américas. Ya casado, regresé a Estados Unidos para completar maestría y doctorado. Fui profesor de estudios latinoamericanos en tres universidades norteamericanas, pero México llamaba.

Regresé a mi Alma Máter, primero como profesor y más tarde vicerrector y rector interino. Perdí el puesto porque todavía no estaba naturalizado. Cambié de carrera y me dediqué a la televisión cultural y el periodismo. No hace mucho me retiré, después de 30 años en “El Universal”, el principal diario del país.

En todos estos años he viajado por todo el mundo. Conozco todos los países de América, Europa, Asia Menor y de Asia, Japón Filipinas, China, entre otros. Todo África del Norte y partes del subcontinente. No conozco Australia. Tampoco Nueva Zelanda. Pero sí conozco todo mi país. Perdón. Me falta Miches. Y todo esto partió desde Tamboril.



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