Sostenibilidad del sector no lucrativo

Sostenibilidad del sector no lucrativo

Sostenibilidad del sector no lucrativo

José Mármol

En una ocasión, al calor de un diálogo en torno al papel de las empresas privadas respecto del decisivo desempeño de las entidades de la sociedad civil en el proceso de maduración de la institucionalidad democrática y el mejoramiento de la calidad de vida de las más amplias capas de la población, un empresario me dijo, sin titubeos, las siguientes palabras: “creo que las empresas deben ayudar a la sostenibilidad de las organizaciones sin fines de lucro, que a su vez ayudan a los más necesitados”.

Se trata, pues, de la puesta en vigor de una visión filantrópica de la responsabilidad social de las empresas.

Sin embargo, esa acepción, dada la evolución característica del sistema productivo y de consumo de esta era moderna líquida en que vivimos, debe complementarse con la necesidad de que las instituciones de la sociedad civil se enfoquen hacia la innovación como vía para el logro de su sustentabilidad económica y financiera, porque esta es la única forma de garantizar su permanencia y la ejecución de su importante labor en apoyo a los reclamos impostergables de las clases más desprotegidas.

Las organizaciones de la sociedad civil tienen por misión la construcción de un mundo mejor en todas sus dimensiones. Sin embargo, sin la generación de utilidades por parte de las empresas ni la filantropía, ni la responsabilidad social, tampoco la sostenibilidad serían factibles.

La sinergia entre estas dinámicas es lo que consigue la armonía entre el éxito de la empresa y el progreso social y humano.

A través de una serie de talleres y una conferencia magistral impartidos en Santo Domingo y Santiago, bajo el título de «Formulación de propuestas exitosas y movilización de recursos», Peter MacFarren, presidente de la Fundación Quipus y director de Human Rights Américas; quien es además un amplio conocedor de las comunicaciones y un fotógrafo artístico consumado, ha puesto de manifiesto la importancia de la planificación estratégica en las organizaciones de la sociedad civil, de manera que su incidencia en los procesos de cambios sociales en procura del desarrollo humano se preserve como conquista de la sociedad en su conjunto.

La seriedad y profesionalidad del trabajo de este singular experto, así como los excelentes resultados de sus proyectos le han merecido la confianza de los más exigentes organismos internacionales de financiamiento multilateral.

Nos visitó nuevamente, de la mano de la Fundación Popular y la embajada de Estados Unidos, y su discurso impactó a directivos de ONG que trabajan en nuestro país.

Las organizaciones del tercer sector juegan un rol preponderante en el proceso de desarrollo de las naciones. A mayores capacidades adquiridas, mayor el potencial para contribuir eficazmente con el mejoramiento de las condiciones de vida de los sectores sociales menos favorecidos por el progreso y la modernidad.

Hoy día hablamos de Responsabilidad Social Empresarial y de empresas socialmente responsables, cuya lógica es cónsona con la sustentabilidad económica de la empresa.

De lo que se trata es del desafío de la sostenibilidad: ser duraderos en el tiempo con los objetivos que fundamentan la sociedad civil.

La permanencia de una ONG exige de ella la puesta en vigor de un modelo económico innovador que garantice su impacto social. Este requisito está alineado al diseño y ejecución de estrategias de mercadeo y comunicación como plataformas de iniciativas innovadoras en la captación de recursos.

Las empresas privadas tienen voluntad de aportar a la sostenibilidad y viabilidad de las ONG como sector facultado para crear la dinámica de equilibrio entre los intereses públicos y privados, y de esa forma, generar valor social compartido y bienestar común.



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