Uno de los grandes inconvenientes que vienen afectando el deporte dominicano es no enfrentar los problemas, dejar que se salgan de control, como guagua voladora cualquiera que rueda por nuestras calles ante la mirada indiferente de las autoridades.

Se sabe desde hace meses que en el seno del movimiento olímpico hay contradicciones que están minando ideas, planes y programas.

Esto conlleva una lamentable paralización de una entidad que debe ser ejemplo para todos.

Todo indica que estamos frente a una desidia y falta de interés, ante el silencio cómplice de quienes deben ponerle el cascabel al gato.

El problema en el seno del movimiento olímpico es no enfrentar su propia realidad, lo que se constituye en un elemento sumamente delicado.

Esa es una de las causas por las que el deporte federado cada día disminuye su influencia en la sociedad, porque no se puede ejercer presión externa cuando internamente se están tirando las cajas y los cajones.

El deporte históricamente ha sido abierto en todas sus manifestaciones, y el silencio que impera sobre los problemas internos le está haciendo mucho daño.