Independientemente de quién gane las elecciones generales británicas del 8 de junio, el capitalismo de libre mercado va a ser un poco menos de libre mercado.

Durante casi cuatro décadas, gobiernos conservadores y laboristas apostaron a que la competencia y la desregulación mejorarían la vida de los votantes. Ahora ambos partidos pisan el freno.

El populismo recorre las venas de la política británica menos de un año después del referéndum que puso al Reino Unido camino de abandonar la Unión Europea.

Se trata de dos partidos masivos que tuvieron posiciones diametralmente opuestas ahora compiten por quién llega más al británico medio con propuestas similares de poner techo a las tarifas de energía, impedir que los empleadores contraten mano de obra barata extranjera y evitar las adquisiciones de empresas que eliminen activos.