En la pasada semana, un joven que se identifica en las redes sociales como Carlos Montesquieu, se lanzó al terreno de juego del estadio Quisqueya con el torso sólo cubierto por la bandera dominicana, y unos pantalones cortos que mostraban la mayor parte de sus nalgas.

Este joven es lo que se llama un “Youtuber” o lo que es lo mismo, una persona que posee su propio canal de videos en esa plataforma, y en consecuencia, se gana la vida tratando de llamar la atención con sus actuaciones.

Inmediatamente, se generó un debate parecido al de la joven aquella que lanzó los disparos al aire, donde se pretende de un lado lincharlo y de otro, restarle importancia por lo insulso de su acto.

Antes que todo, y para delimitar parámetros de gravedad de cada caso, es bueno precisar que la irrespetuosa acción de este joven, no puso en peligro la vida de ningún ser humano.

Dicho lo anterior, me parece que si el susodicho no hubiera mostrado sus nalgas, probablemente no hubiera tipificado algún delito; de hecho según se ve, éste llevaba en su cuerpo frases de aliento para el equipo dominicano que disputaba la serie del caribe.

Pero Carlos, así no.

En un extracto del video que pude observar, éste aparentemente, se vanagloria de haber cumplido con algo que prometió (parecería que lo de lanzarse al terreno de juego), lo cual de hecho, indica premeditación y eso, como cualquier abogado conoce, agrava la acción.

Esta actuación por sí sola, provoca una interrupción de la sana diversión que se escenifica y desvía el espíritu deportivo que debe primar en eventos como éste. De hecho, ¿qué impresión puede haber causado esto en familias presentes, incluidos niños?

El deseo de sobresalir en un mundo lleno de falsos paradigmas, no puede estar por encima de las reglas de convivencia social.

¿Dónde está el aporte de salir con una bandera “gindá” del cuello y «medio fuí” al aire?

No es la primera ni la única vez que se ha hecho pero, ¿se imaginan que eso se convirtiera en una moda, en una constante, de ahora en adelante?

Poco importa, que intentado minimizar el hecho, se hayan mostrado paralelamente en las redes sociales, imágenes de unas chicas voluptuosas las cuales cubrían su cuerpo sólo con la bandera. En todo caso, si se determina que han violado la ley, lo que procedería es identificarlas y procesarlas. Una cosa no anula la otra; esto y aquello está mal.

Así pues, si lo determina finalmente un juez, el “corredor en pelota”, sin nada de sensacionalismo, sólo de acuerdo a la ley, será juzgado. Mientras, ya tendrá que pagar una suma de dinero como medida de coerción.

Probablemente con las visitas o “views”, que tenga el video en su canal, este joven pagará cualquier multa y sobrará. Asimismo, si por alguna razón pasara algún tiempo encarcelado, sus anécdotas desde prisión le generarán un buen dinerito adicional.

No parece descabellado imaginar que esa era su intención, así está el mundo.

Estoy de acuerdo que peor son aquellos, que no muestran ni las nalgas ni la bandera, pero han reducido el valor de esta última a la de un papel higiénico. Esos nunca los veremos frente a un juez, sólo en la boleta electoral.

Mientras, Carlos, no combines nalgas y banderas.