Manolo en el presente

Manolo en el presente

Manolo en el presente

Rafael Chaljub Mejìa

Esto no es una apología ni un himno nostálgico a un hecho glorioso del pasado. Se trata, en cambio, de traer al presente y poner a caminar las enseñanzas y valores que Manuel Aurelio Tavárez Justo –Manolo- dejara como herencia.

Con sus luchas y con su muerte, consumada al final de la empresa armada que, bajo su mando, se inició en una fecha de la cual el martes próximo van a cumplirse cincuenta y cuatro años.

El levantamiento guerrillero del 28 de noviembre de 1963 fue la protesta armada de los hombres y mujeres del Movimiento Revolucionario Catorce de Junio -1J4-, contra el golpe de Estado del 25 de septiembre.

Y ante todo un esfuerzo desesperado pero noble por encausar el país hacia nuevos horizontes después de los treinta un años de tinieblas y horrores en que mantuvo al país la tiranía de Trujillo.

Por lograr una transición hacia un régimen democrático y progresista, en el cual la cultura trujillista del ejercicio del poder pasara a ser un episodio odioso en el recuerdo de las nuevas generaciones.

Manolo y sus compañeros batallaron por los cambios para la realización de la revolución democrática que se ha quedado inconclusa desde los tiempos de la primera República.

Por la existencia de una justicia digna de ese nombre, que empezara por castigar a los culpables de tanto crimen y tanto saqueo a los fondos públicos, propiciados por la tiranía.

En las banderas del 1J4 y de su líder se establecía la lucha por una nueva constitución, hija de una asamblea constituyente electa por votación popular. Se enseñó con el ejemplo que la política es actividad noble, que debe ejercerse para servir al pueblo.

Al precio de su sangre Manolo señaló el horizonte, tras el cual siguieron los protagonistas del venticuatro de abril de 1965.

Y hoy sigue marcando el camino de lo que falta por hacer.

La cultura trujillista del ejercicio del poder ahoga la autonomía de las instituciones, la corrupción contra la cual Manolo batalló alcanza los niveles que todos conocemos.

La justicia por la cual tanto clamó Manolo, sigue tan subordinada como siempre al bastón de mando del ejecutivo.

El cambio de rumbo es indispensable y la herencia y los valores legados por Manolo, lejos de ser cosas del pasado, merecen rescatarse en el presente, porque tienen más vigencia y actualidad que nunca.



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