El partido de la liberación dominicana (PLD) controla todos los estamentos de poder en la República Dominicana.

Es materialmente imposible intentar encauzar el futuro de la República Dominicana sin que las fuerzas peledeistas estén presentes.

¿Pero acaso sólo se necesita el PLD para lograr una nación más justa y próspera?

Esta es la pregunta que queda en el aire a partir del reciente acuerdo arribado entre las facciones del Presidente Danilo Medina y los seguidores del desprestigiado Leonel Fernández.

¿Cómo es posible que un acuerdo que involucra a un actual presidente de la república y un expresidente que construyó a su antojo un sistema de justicia que le garantizara impunidad, no incluya, ni siquiera como enunciado, una declaración de principios?

¿Cuál es el beneficio para millones de dominicanos de ese acuerdo?

¿La posibilidad de reelegirse sólo dos periodos consecutivos? Eso se cambia tal y como se cambiará ahora la Constitución.

¿Dónde está el compromiso del presidente de la república y el presidente del partido de gobierno de impulsar un plan maestro en áreas tales como: educación, salud, vivienda, seguridad ciudadana?

Sumergidos en la agenda que trazan los intereses del partido de gobierno, no he escuchado a nadie preguntarse: ¿Qué gano yo como ciudadano de este acuerdo?

En medio de la incertidumbre creada principalmente por cuatro períodos de gobierno del PLD, el dominicano asimila como una buena noticia, que Leonel no sea candidato y con ello en su desesperación ve con buenos ojos que Danilo sea repostulado. Curiosamente, precisamente Danilo no reivindica nada para su pueblo sino “cuatro año má” para él.

De hecho, se cercenan las posibilidades de liderazgos emergentes en el PLD pues se garantizan decenas de candidaturas, mientras de seguro para cohesionar la maquinaria electoral, la nómina seguirá creciendo, la impunidad se consolidará y como siempre, el tiempo hará su trabajo y traerá el olvido.

En menos de un año millones de dominicanos irán como borregos a las urnas en el mismo escenario que las pasadas elecciones, ¡a elegir incluso a las mismas personas! ¿Y a cambio de qué? ¿Qué gana ese ciudadano?

Como si fuera poco, lo hará sin árbitros imparciales, con mucha prensa comprada y con los guardias respondiendo a sus jefes.

Al final, toda una nación estuvo en vilo por semanas, y de esas ascuas no surgirá nada que mejore la calidad de vida, que alimente las esperanzas de un futuro mejor; sólo la solución para gente que lo controla todo, lo decide todo y lo contamina todo.

Así de sutil, adocenado, al pueblo dominicano, a todo aquel que no es peledeísta, le dicen lo mismo que voceo el sobrino de Monchy…