La familia, ¡es urgente!

La familia, ¡es urgente!

La familia,  ¡es urgente!

La República Dominicana se encuentra en el Mes de la Familia, noviembre, en virtud del decreto 1656 de 1971, del entonces presidente Joaquín Balaguer, a petición de la Iglesia católica, a través de su Movimiento Familiar Cristiano.

Es un período en el que desde instancias, religiosas o no, materialistas o idealistas, se realizan encuentros y otras actividades que ponen de manifiesto la preocupación en torno a la cotidianidad que transitamos día a día, a veces, con gran espanto e incertidumbre.

No está mal que cada vez más grupos sociales, jurídicos, profesionales, comunicacionales, deportivos, religiosos, educativos, políticos se incorporen al trabajo de tratar de alcanzar un mejor país, mediante las manifestaciones individuales, que juntas conformarán el todo.

Sin embargo, al parecer se han producido algunos errores holísticos, porque, aun cuando se expresan actitudes, intenciones y emociones comprometidas con corregir males sociales, no se advierten resultados positivos a la vista.

La sangre intrafamiliar salpica a diestra y siniestra los sentidos del mundo, esencialmente la de las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, casi siempre frente a los hijos u otros parientes, y no luce fácil encontrar al exorcista de tan desgraciada posesión.

Más de 100 mujeres en promedio mueren al año en la República Dominicana, el mismo país cuya Constitución, moderna, reivindicadora de derechos, define a la familia como “el fundamento de la sociedad y el espacio básico para el desarrollo integral de las personas”. ¡Vaya paradoja!

No es llover sobre mojado. Es insistir en la necesidad de revisar los procedimientos. Por Dios, ¿qué cuesta hacer una especie de FODA de las políticas y estrategias que hasta ahora hemos llevado a cabo?… No importa si hay que dar un brazo, un cuerpo o un cerebro a torcer, aunque pertenezca a organismos internacionales. Hagámoslo.

Veamos qué y cómo estamos haciendo las cosas. El resultado no es ni ha sido exitoso. Los miembros de la familia están confrontados. Hay que intervenirlo todo. ¡Es urgente!

Recuerdo una poesía montada por activistas del hoy desaparecido Club Deportivo y Cultural Hermanos Deligne, de mi ensanche Espaillat, zona norte del Distrito Nacional.

Refería la bíblica maldición de Caín, de la siguiente manera: “El mundo fuera otro, si aquel que todo lo podía, en vez de preguntar, ¿Caín, qué has hecho con tu hermano Abel?… hubiera lanzado, entre rayos y truenos, la palabra lapidaria que impidiera por toda la eternidad la proliferación de los malvados”. ¡Es urgente!



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