Incluso cuando decides no hacer nada estás tomando una acción. Y cada acción trae una respuesta. Hasta el silencio es capaz de transmitir la verdad más absoluta.
Cualquier decisión que tomes habla de ti, de quién eres, qué piensas y esto muchas veces es más importante que la propia resolución. Siempre vas a ser el referente para alguien, una responsabilidad que llega la quieras o no.
Entonces… ¿Qué mensaje quieres transmitir? Pensarás que la consecuencia solo te afecta a ti pero el aprendizaje se extiende también para quien te observa. Y eso importa.
Recientemente una persona contrató los servicios de mi empresa. Gran proyecto, gran ingreso. Perfil del cliente: mucho dinero, mucha prepotencia. Manejable hasta que trató de humillar a mi equipo.
Ahí lo frené, rescindí el contrato y perdí mucho tiempo y algo de dinero, pero tomé la decisión que consideré adecuada al tener sobre mí todos los ojos de un equipo conformado por mujeres jóvenes, talentosas y en crecimiento.
Si bajaba la cabeza, seguía trabajando, quizá ganaría ese dinero, pero el mensaje a mis niñas sería: deja que te humillen, todo vale por dinero. No. Va en contra de todo en lo que creo y que me enseñaron en mi casa. Respeto, siempre, seas la persona más poderosa del planeta o la más humilde.
Si quieres combatir aquello que consideras negativo tienes dos vías: actuar o enseñar. Si enseñas intolerancia reproducirás intolerancia, si practicas solidaridad lograrás contagiar a quien te rodea.
Para mí es innegociable ser fiel a los valores que mis padres me inculcaron, como es innegociable enseñar a aquellos ojos que me observan que deben valorarse, defender sus derechos y, sobre todo, no permitir que nadie les humille. Hay dinero que no merece ser ganado, hay valores intocables.