Santo Domingo.– Por su gran tamaño y longevidad, cualquiera desearía la vida de una ceiba Pentrandra. Este legendario árbol puede durar cientos de años.

De acuerdo a leyendas criollas, cuando el almirante Cristóbal Colón llegó a la isla, amarró sus carabelas en una vieja y frondosa ceiba que había a orillas del río Ozama, en lo que hoy se conoce como Ciudad Colonial, y cada vez que muere se siembra una réplica como símbolo cultural.

Brígido Peguero, encargado de Taxonomía y Exploración del Jardín Botánico Nacional, afirmó que esta especie nativa del país, y propia de los trópicos americanos, se desarrolla mayormente en los bosques húmedos, como Los Haitises. En la franja de Sabana de la Mar a Miches, es la zona donde posiblemente abunden más, mientras que en Tamboril se dice que sobrevive la más alta del territorio nacional.

“Ellas son longevas, viven cientos de años, se han ido reduciendo porque sus ambientes los han ido destruyendo”, comentó Peguero. Aunque es de rápido crecimiento la tendencia es que su población disminuya en 30 años.

Planta mística

Es considerada una planta mística y ceremonial, tanto aquí como en Haití, donde además es sagrada.

Aquí se promueve como atracción turística, testigo del tiempo y las epopeyas; un símbolo de la unión de dos culturas y la colonización del nuevo mundo.