Hasta los chinos de Bonao

Hasta los chinos de Bonao

Hasta los chinos de Bonao

Hugo López Morrobel

Desarrollar el deporte, en cualquier parte del mundo, es un objetivo que requiere de cuantiosos recursos económicos.
Se podría decir que para incrementarlo hay que disponer de una suma que “no la brinca un chivo liniero”, para dejar claro que es una cantidad considerable.

Esa realidad la conocen hasta “los chinos de Bonao”, pero la obvian los dirigentes deportivos, una situación que podría parecer insólita, increíble, pero lamentablemente es así, inclusive aquí, donde los recursos del Estado no le duelen a nadie.

Todos los meses, desde hace años, el Estado se desprende de recursos multimillonarios para inyectarlos a las federaciones, para que cumplan los programas que, supuestamente, planifican para un periodo determinado.

Sin embargo, es muy poco o nada lo que se observa en términos de desarrollo, a menos que las actividades se estén efectuando a escondidas, pero lo dudo, porque a quien más le gusta un figureo es a un dirigente deportivo, político, sindical, empresarial, por solo citar algunos.

Por ello, es necesario trabajar con ahínco y tesón, porque las cosas no lucen nada, nada, bien.



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