La desgracia de Villas Agrícolas a causa del accidente, mientras Propagás entregaba a Polyplás gas natural, explosión que causó ocho muertos, una docena de huérfanos, muchísimos heridos graves y hogares y negocios destruidos, dejó expuestos al morbo y ludibrio las reacciones de los dueños de cada empresa.

El evidente pésimo manejo de la crisis (falta de empatía oportuna con víctimas, poca o ninguna información hasta días después, carencia de vocería responsable y un largo etcétera…) ha servido para tirar por el suelo el prestigio de ambas empresas. Y de paso del empresariado, según algunos.

Empero, si Polyplás y Propagas hacen lo correcto y asumen su responsabilidad por el accidente, ocupándose de las víctimas antes de preocuparse de perder más dinero, ambas empresas poseen sólidos fundamentos para remediar los daños. Por años Propagás ha promovido mediante su Fundación excelentes programas medioambientales.

El presidente de Polyplás ha participado por años en directivas gremiales como voluntario. Ninguno es extraño a la responsabilidad social. Apuesto que pasado el horror inicial hará cada uno lo correcto.