La carta olímpica y la Organización de las Naciones Unidas plantean que el deporte no tiene ningún tipo de discriminación social, religiosa, política, lenguaje y raza.

En los momentos más difíciles entre el Bloque Socialista y los Estados Unidos de Norteamérica, el único sector que en esa ocasión unía a los seres humanos de los diferentes continentes fue el deporte.

Un ejemplo lo pudimos observar en los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, cuando el gobierno norteamericano en la gestión de su presidente Jimmy Carter decidió no asistir a los Juegos solo seis meses antes de que comenzaran y amenazó con revocar el pasaporte a cualquier atleta estadounidense que intentara participar.

A esta decisión se sumaron varios países aliados, no obstante, en estos juegos 80 países del mundo cumpliendo con los principios fundamentales de la filosofía olímpica, no escucharon y participaron con sus atletas y sus banderas.

A pesar de que el gobierno dominicano se sumó al boicot, dejó en libertad al Comité Olímpico Dominicano de asistir sin el apoyo económico, trayendo como consecuencia que el organismo se lanzara a las calles en busca de los recursos y la delegación dominicana participó y desfiló con nuestra bandera nacional.

Los últimos acontecimientos de actos terroristas llevados a cabo en un estadio en Francia, donde asesinaron a varias personas que se encontraban participando en un evento deportivo, un encuentro amistoso entre las selecciones de fútbol de ese país y Alemania, se violentaron todas las normas de respeto y humanidad.

Las acciones terroristas son dañinas dondequiera que se produzcan, pero son tan inconsecuentes, que ni el derecho del ser humano de participar en una actividad tan sana como el deporte, es respetado por estos criminales.

Un caso similar tuvo lugar en los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972, los cuales fueron empañados por un acto terrorista, el 5 de septiembre de ese año, los terroristas palestinos asesinaron primero a dos atletas israelíes, y tomaron a otros nueve como rehenes, quienes finalmente fueron asesinados.

El deporte mundial debe rechazar todas estas acciones, en cualquiera de los escenarios que se puedan ejecutar. Los terroristas no tienen compasión y actúan contra cualquiera de los sectores de una nación.