El Darío Contreras, sin área para tratar traumas a población infantil

El Darío Contreras, sin área para tratar traumas a población infantil

El Darío Contreras, sin  área para tratar  traumas a población infantil

Santo Domingo.La atención a la población infantil fue olvidada en la construcción de la nueva estructura del hospital Traumatológico Doctor Darío Contreras, que fue inaugurado por el presidente Danilo Medina el lunes pasado.

El servicio de Ortopedia Pediátrica antes tenía conexión con la vieja estructura, hoy nueva, pero quedó aislada con el levantamiento de una pared.

Los niños y adolecentes que asisten al centro con lesiones son tratados como si padecieran alguna enfermedad infectocontagiosa. Además de separar la sección, con la demolición del antiguo hospital, también se perdieron las siete habitaciones de las que se disponían.

Pese al cierre y posterior inauguración, está área no dejó de funcionar.

La unidad ofrece diariamente entre las consultas y emergencias un aproximado de 110 a 125 asistencias.

El 30% de la carga hospitalaria recae sobre esa área de pediatría.

Este espacio está ubicado en la parte lateral del hospital, es decir, en la calle Primera, en dirección hacia la avenida Las América, y a espaldas del centro, colindando con la nueva emergencia.

Hace unos años en ese terreno había un solar baldío donde posteriormente se levantó esa edificación con la ayuda de la entonces primera dama Margarita Cedeño, hoy vicepresidenta de la República.

Ella, al igual que el presidente Danilo Medina, en una visita que hicieran se preocuparon por la situación y mientras pudo ayudó en el lugar donde ofrecen los servicios.

Sin área de juegos

Ante la gran demanda y tras la demolición del centro el cuerpo médico se vio en la obligación de transformar el área de juego en una sala más para tratar todos los casos sépticos que allí llegan, es decir, los pacientes con infecciones en los huesos y articulaciones (osteomielitis y la artritis séptica). Solo allí se trata este tipo de patologías.

Esta situación ha provocado que las personas que se dirigen a consulta se mezclen con los pacientes de alto riesgo. El centro, aunque inició en la vieja planta física, lleva 23 años ofreciendo servicios de consultas, diagnósticos y cirugía más el área de internamiento.

Esta última no llegó a concluir puesto que empezó la intervención en los centros de salud. Allí llegan todo tipo de lesiones, como traumatismo de cráneo, maxilo facial, de las extremidades, brazos, piernas y otros daños.

De dos pisos que tiene la unidad, en el segundo nivel hay otras habitaciones comunes que albergan unas seis o siete camas.

Todas llenas con niños de diversas edades que presentan algún tipo de lesión. Los que no están dentro de la habitación por estar llena deben aguardar en los pasillos. Esto es todo lo opuesto a lo que debe ser la nueva visión de la salud.

Los niños que allí están no cuentan con la más mínima privacidad para llorar su dolor, así que lo hacen en silencio.
A unos les ruedan por las mejillas las lágrimas sin cesar, todo por el dolor, pero no emiten ningún sonido.

Solo se les ve quejarse en silencio y revolcarse en las camas en señal de su malestar.

“Yo me rompí la pierna, me operaron y pronto me iré para mi casa”, dice un pequeño con la cara sonriente al ver la cámara del fotógrafo de este periódico.

Francisco Amparo dijo que es penoso que no tomaran en cuenta a los niños. El caballero, procedente del municipio de Sánchez, provincia Samaná, dijo que a su hijo de 12 años le operaron ambas rodillas.

Las personas procedentes de distintas partes del país, paradas o sentadas junto a sus vástagos con algún tipo de trauma en la sala común, criticaron que no se pensara en los infantes.

En lo único que coinciden los padres, a pesar de la falta de un lugar adecuado, es que reciben buena atención por parte de los facultativos de la salud.

Belkis Paulino tiene a su hijo de cinco años acostado en una de las camas con el brazo derecho roto. Con los ojos llorosos la joven contó que son oriundos de Yamasá y que lleva cinco días con su hijo interno esperando que concluya su recuperación. Prefirió no ofrecer muchos detalles de la condición.

Ramona, otra de las madres que estaba allí junto a su primogénito de 7 años, que se fracturó la pierna, está a la espera de que lleguen unos clavos que le pondrán en su pierna.

Hasta noviembre del año pasado esa área estuvo contemplada en la obra, pero nadie sabe qué ocurrió, porque al final decidieron cortar por el lado más fino de la soga: la población infantil.



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