¿De vuelta a la recesión?

¿De vuelta a la recesión?

¿De vuelta a la recesión?

Las continuas malas señales de la economía estadounidense y de la zona euro indican que en vez de esperar un leve mejoramiento para finales de este año 2011 y principios del año próximo, las cosas podrían agriarse aún más. Estamos ante un difícil panorama macroeconómico, que a diferencia del 2008 cuando teníamos a disposición todo el arsenal monetario y fiscal a disposición para contrarrestar la crisis, ahora nos encontramos en un punto muerto, donde podríamos estar ante una nueva recesión aún más profunda con la zona euro como protagonista del desastre.

En Estados Unidos, después de agotar distintas herramientas monetarias para hacer frente a la crisis, como son la reducción del tipo de interés para reanimar la inversión, así como el enfoque keynesiano de inyectar miles de millones de dólares a la economía con pocos efectos surtidos, han decidido seguir intentando artimañas para mantener la economía operativa. En esta ocasión se refiere a una operación llamada Twist, que se relaciona con el canje de 300.000 millones de dólares en deuda para estimular la economía; en detalle se trata de cambiar deuda inferior a tres años por deuda a treinta años, con la intención de mantener bajo los tipos de interés y con ello mantener a raya la inflación. Ya veremos si esto da resultado, o si será otro intento fallido.

Del otro lado del atlántico temen lo peor, la economía helena está al borde de la quiebra con una amplia posibilidad de convertirse en una versión de Lehman Brothers europeo, poniendo en jaque la supervivencia de la moneda común, contagiando al resto de las economías y así volcar al mundo a una segunda recesión.

La situación en Europa es más difícil de lo que parece. Las economías en problemas no pueden hacer uso de la política monetaria como en años anteriores, donde hacían una fuerte devaluación que tire de las exportaciones para mejorar los indicadores económicos. En esta ocasión tendrán que depender de la ayuda de la Unión Europea y el Banco Central Europeo.

Y ni pensar en abandonar el euro. En caso de salir del euro llevaría a una ola de negociaciones y cambios en el tratado de Lisboa. Pero esto no es todo, las consecuencias para un país serían nefastas: se calcula que para el primer año costaría entre 9.500 y 11.500 euros por habitantes, brutal devaluación en la nueva moneda acuñada, inflación, multiplicación de su deuda pública, quiebra segura de su sistema bancario al no tener manera de financiación del exterior y repatriación masiva de capitales. Todo esto llevaría a un estallido social, un éxodo de jóvenes profesionales hacia el resto de la unión europea, dejando el país nuevamente al borden del impago y de la bancarrota.   

Las intentonas de rescate han provocado una crisis fiscal sin precedentes. Lo que se debe hacer ahora es tratar de tapar el hoyo presupuestario a un ritmo que no sea muy rápido para que no dañe el crecimiento, pero tampoco muy lento que acabe de destruir la poca credibilidad que queda.

En caso de materializarse estos malos augurios, existiría un alto riesgo de que se desmorone todo el sistema financiero mundial, en medio de un clima de desconfianza extrema. Tanto Europa como Estados Unidos han aprendido a las malas lo que República Dominicana aprendió hace ochos años: La confianza es esencial para la estabilidad de precios, creación de empleo y bajos tipos de interés.  

Los cambios siempre son fuertes, costosos, difícil de asimilar y hasta traumáticos. Pero todo indica que estamos ante la transición del cambio de mando económico mundial, de la vieja guardia americana y europea, a las pujantes economías BRIC (Brasil, Rusia, India, China); países que otrora eran considerados economías del tercer mundo, pero que hoy en día han mostrado aún en periodos de crisis un crecimiento continuo del Producto Interno Bruto, mayor participación en el comercio internacional y una mejor distribución de la riqueza. 



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