Con ley o sin ley, las elecciones van

Con ley o sin ley, las elecciones van

No llamen tanto al lobo que puede venir. Hemos insistido en que se aprueben la ley de partidos políticos y la ley de régimen electoral para que sirvan de marco regulador para las próximas elecciones, pero si no se aprueban los comicios se pueden organizar de manera limpia y transparente  si se empiezan a preparar.

Con ley o sin ley los pataleos vendrán, pues no aceptar derrotas es parte de la cultura dominicana, aunque la diferencia sea abismal.

Con ley o sin ley la Junta Central Electoral tendrá el poder reglamentario al que invocó para la resolución en   que disponía el sorteo de apellidos para las personas declaradas en estado de abandono por un tribunal.

Por tanto, no resulta saludable estar pronosticando cataclismos.

En 2016 se celebraron tres elecciones el mismo día y ganó el que sacó más votos, aunque la hidalguía para reconocer triunfos de adversarios no abundó.

Con el voto preferencial ocurrió lo que se previó, que donde no hubo escrutinio electrónico se duró mucho tiempo por la lentitud de la mano y el deseo de no contar cuando se sabía perdido. Electrónico o manual, igual se impone la cultura de no admitir derrotas.

El tema de la ley de partidos regula el funcionamiento de esas organizaciones, y en materia de “primarias” la Junta siempre podrá supervisar si así lo quisiera y si así se lo pidieran.

Queremos ley de partidos y  ley de régimen electoral, pero las elecciones hay que organizarlas como quiera y hay que empezar a trabajar con tiempo.

Anunciando tanto la  llegada  de cataclismos se   está dando desde ahora las excusas que se necesitan para justificar derrotas, que nunca son reconocidas como tales.