Nadie más que el fenecido poeta petromacorisano René del Risco Bermúdez tuvo razones súper valederas para calificar este país como “especial”.

No creo que exista en el mundo una nación con las características de República Dominicana, porque aquí las situaciones que resultan insólitas e increíbles en cualquier otra parte del mundo son tan comunes como beber un vaso de agua.

No es posible que aquí ni siquiera se valoren los recursos humanos que pueden contribuir a mejorar las condiciones de la sociedad en general.

Usted me va a decir que los dominicanos han dejado “escapar” a un atleta de la talla mundial de Félix Sánchez, quien elaboró un programa para desarrollar el talento dominicano.

Lo presentó a la Federación de Atletismo, y al parecer le hicieron “el caso del perro”.

Félix asegura que República Dominicana tiene un talento extraordinario para ser una potencia mundial y que está dispuesto a contribuir al máximo en el logro de ese objetivo.

Entonces, no tiene explicación ni cabe en mente alguna que se le haya dejado escapar para Kenia, un país del centro de África, donde sus autoridades sí saben de las capacidades de Sánchez y qué se puede lograr contratando sus servicios.

No es posible que cosas como estas sucedan en este país.

¿Dónde carajo está el orgullo que se tiene como nación, cuando dejamos escapar a nuestra más grande gloria deportiva?

Además, ¿quién está aquí en capacidad de ejercer el trabajo que puede realizar Félix Sánchez para colocar al país en el mapa mundial del atletismo?

El Ministerio de Deportes, el Comité Olímpico y la Federación de Atletismo deben entender que con casos lamentables como el expuesto la valoración y calificación de los dirigentes del deporte dominicano cae a lo pésimo.

Ya que los otros no pudieron o no hicieron las diligencias, el presidente Danilo Medina, aunque con un millón de problemas encima, debe sacar un minuto para ver si se logra convencerlo que se quede enseñando en su país.