Una es demasiado

Una es demasiado

Una es demasiado

Usamos el término “feminicidio” para referirnos a los casos de homicidios de mujeres por su condición de vulnerabilidad, por su condición de mujer frente al hombre drenado por los vicios vinculado a la cultura machista.

No se refiere al homicidio de una mujer pura y simple, sino aquel que es fruto de la violencia que se deriva del afán de dominación o subyugación de una mujer.
Se excluyen de esa clasificación los casos de homicidios por la delincuencia, riñas, crimen organizado, involuntarios y otros por el estilo.

Tampoco queremos dejar dicho que un hombre cualquiera sale a matar a una mujer cualquiera.

Los feminicidios son cometidos contra mujeres en particular por parte de hombres que creen tienen autoridad y control sobre ellas o que simplemente no les reconocen su capacidad de tomar decisiones al margen del deseo o la anuencia de él.

Hecha esta aclaración, pasamos a señalar que como sociedad no podemos pretender detener los feminicidios haciendo lo mismo que hasta ahora hemos hecho.

Se ha comprobado la existencia de fallas estructurales en la sociedad que han impedido eliminar ese problema.

Los mecanismos de protección a la mujer que se siente amenazada por su pareja o expareja aun son ineficientes.

Las autoridades tienen la responsabilidad de identificar y ejecutar las políticas públicas adecuadas, con la participación de toda la sociedad, para contener este tipo de violencia.
Cualquier cifra que exceda el “cero feminicidio” es desgarradora, porque “una es demasiado”.



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